¿Qué sucede cuando las rutinas cambian en un instante?

La pandemia por Coronavirus Covid-19 ha incidido en distintos ámbitos de nuestra cotidianeidad, presentándose como un contexto incierto que nos demanda mayor capacidad de adaptación.

Durante la crisis del coronavirus, las familias que tienen personas con Trastorno del espectro autista (TEA) se enfrentaron a un mayor desafío , como fue, la suspensión de los servicios esenciales que sus hijos recibían , la concurrencia a colegios, a las terapias, centros laborales y se les restringió salir.

La pandemia por Coronavirus Covid-19 ha incidido en distintos ámbitos de nuestra cotidianeidad, presentándose como un contexto incierto que nos demanda mayor capacidad de adaptación.

Durante la crisis del coronavirus, las familias que tienen personas con Trastorno del espectro autista (TEA) se enfrentaron a un mayor desafío , como fue, la suspensión de los servicios esenciales que sus hijos recibían , la concurrencia a colegios, a las terapias, centros laborales y se les restringió salir.

¿Qué sucede cuando esto se altera de manera abrupta en un instante? En las personas con TEA todo cambió, intempestivamente todo eso se esfumó, sin tener tiempo para anticiparse. Todo lo imprevisto e incierto puede e llevar a que la persona con TEA se descompense, aumente su ansiedad y presenta alteraciones en su conducta. Ellos suelen tener dificultades para adaptarse a los cambios en su rutina y entorno, inflexibilidad. Las rutinas los ayudan a organizarse, anticiparse, les da seguridad y tranquilidad. En varios de ellos aparecieron conductas disruptivas o se intensificaron, comportamientos agresivos, angustia, falta de seguridad por no poder anticiparse a nada, enojo, autoagresiones o agresiones a otros, dificultad para llevar a cabo actividades propuestas por los profesionales en forma virtual. Actividades que son fundamentales no sólo para aprender sino para organizarse y tener seguridad.

Esto también repercutió en crisis en su entorno familiar, sus padres también están frente a este cambio repentino, de sus actividades, de su trabajo, de las rutinas de sus hijos que también son las suyas, colegio, terapia, correr con horarios, etc. Sumado a que algunos empiezan a ver que sus hijos pierden algunas o muchas de las habilidades que habían adquirido, que necesitan una medicación que antes no, que aparecen conductas negativas que antes no estaban, y lo más doloroso… que desconocen a ese hijo. Oscilan entre el agotamiento y dolor, la intención de bajar los brazos, con la esperanza casi mágica que falta menos para volver y así se solucionará todo.

Como profesionales de la salud, como equipo que trabajamos, en nuestro caso , con niños con TEA y sus familias, hoy más que nunca estamos para sostener y ayudar a que no bajen los brazos, a hacer lo que podemos a distancia brindando herramientas a sus familias y deseando más que nunca que falte poco para volver.

Lic. María Eugenia Gouk
Coordinadora del Equipo TEA Centro Terapéutico Cardeza
Evaluadora de ADOS-2
Evaluadora de ADI-R