En estos días, cuando está puesta a prueba nuestra paciencia, nuestra resistencia y nuestra capacidad de tolerancia, la práctica de mindfulness puede ayudarnos a convivir con esta cotidianeidad en contexto de la pandemia.
Son tiempos sensibles y de incertidumbre y transitar la experiencia tal cual se presenta, es poner la intención de abrazar la realidad con una cualidad, la de la aceptación; que no es resignación, sino compromiso con lo que acontece, para vivirlo con integridad e integración.
La propuesta de mindfulness es simple, es empezar desde ahí, donde ya estamos. No hay nada qué hacer ni ningún lugar a dónde ir, simplemente estar. Conectar con la experiencia cotidiana, sea ésta que destinemos un momento para meditar o sea que, mientras nos duchamos o lavamos los platos o comemos, contactemos con lo que sucede, aquí y ahora, con cada sensación, con cada percepción, lo que emerge de sentir lo que sucede, sin más.
Es aplicar conciencia o atención plena a lo que hacemos mientras lo hacemos, conectando con lo pequeño, lo simple y lo sutil, para que la experiencia nos revele y nos transforme, desarrollando una mente de principiante, como si viéramos por primera vez lo que ocurre, abiertos a la novedad, con curiosidad.
Están comprobados por la ciencia los numerosos beneficios que la práctica regular y comprometida de mindfulness nos ofrece:
• Habilidad para incrementar la tolerancia al dolor o al sufrimiento.
• Disminución del estrés, ansiedad y estados depresivos.
• Mejora la adherencia a los tratamientos médico/psicológicos.
• Desarrolla de la empatía, paciencia, autoobservación y enriquecimiento de los vínculos.
• Favorece la motivación para realizar cambios en la calidad de vida.
(Ludwig, D. y Kabat-Zinn J., 2008).
Es importante destacar que mindfulness tiene la intención de complementar, nunca de sustituir
los tratamientos médicos y psicológicos. Aporta el equilibrio para que cada proceso, cada situación y cada experiencia de nuestra vida, se desarrolle más plenamente. Hay momentos en la vida, en que nos encontramos cara a cara con aquello difícil de transitar.
Por eso, es mi deseo, ahora y siempre, que cada uno de nosotros tengamos el coraje de habitar y abrazar el momento presente, cultivar la gratitud y dejarnos sostener por la experiencia hasta que los vientos de cambio lleguen a nosotros.
Lic. Verónica Analía Franco
Mg. en Psicoinmunoneuroendocrinología
Esp. en Neuropsicología Clínica
MP 93.440 – MN 33.479